• miércoles 29 de marzo del 2023
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CEBAS-CSIC participa en el primer estudio que identifica puntos críticos de biodiversidad de suelos en todo el mundo

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Los desenlaces de esta investigación en todo el mundo fueron recién publicados en la reconocida gaceta 'Nature'

MURCIA, 13 Oct.

La reconocida gaceta 'Nature' termina de divulgar un trabajo de investigación hecho por estudiosos correspondientes a mucho más de 20 institucionales de todo el mundo, entre aquéllos que se tienen dentro científicos del Centro de Edafología y Biología Aplicada del Segura (CEBAS-CSIC), en el que se logró detectar los 'puntos calientes' o críticos de la biodiversidad en suelos de todo el mundo.

Se trata de la primera estimación global de 'puntos calientes' para la conservación de la naturaleza del suelo que están en los trópicos, América del Norte, el norte de Europa y Asia, según detallaron fuentes del CEBAS-CSIC en un aviso.

Los autores que lideran esta investigación, Carlos Guerra, del German Centre for Integrative Biodiversity Research (iDIV) de Alemania, y Manuel Delgado-Baquerizo, del Instituto de Recursos Naturales y Agrobiología (IRNAS-CSIC) de Sevilla, resaltan que los desenlaces van a ser "escenciales para desarrollar tácticas y políticas de protección del suelo que estén adecuadamente alineadas con los objetivos de la Agenda 2030".

En preciso, en el estudio se han analizado mucho más de diez.000 visualizaciones de biodiversidad (invertebrados, hongos, protistas, bacterias y arqueas) y de indicadores de servicios ecosistémicos en 615 muestras de suelo de todos y cada uno de los continentes.

Los trópicos, América del Norte, el norte de Europa y Asia son las zonas donde se han reconocido los 'puntos calientes' de los ecosistemas que deberían tener la máxima prioridad para la conservación de la naturaleza del suelo.

Los estudiosos equipararon estos puntos críticos primarios con las áreas que están protegidas y se dieron cuenta que la mitad de ellos no están hoy día bajo ninguna forma de conservación de la naturaleza.

"Las ubicaciones protegidas se han desarrollado para resguardar plantas, aves o mamíferos", según manifiesta Manuel Delgado-Baquerizo. "No obstante, no disponemos claro si estas zonas protegidas son eficaces en el momento de preservar la biodiversidad y los servicios ecosistémicos de nuestros suelos", ha añadido.

El estudio recomienda que "no nos encontramos resguardando de manera eficaz los 'puntos calientes' de conservación de suelo a escala global", añade este estudioso, quien ha señalado que, en el momento en que se diseñan zonas protegidas, "es requisito estimar de manera explícita los suelos, su biodiversidad y sus servicios que nos dan, de manera que protejamos su aptitud de secuestro de carbono y la biodiversidad de exactamente los mismos".

Felipe Bastida y José Luis Moreno, estudiosos del CEBAS-CSIC y coautores del estudio, apuntan que "componentes como el pH del suelo son escenciales para la variedad microbiana, al tiempo que otros componentes como el contenido en C orgánico son determinantes en la variedad de protistas y también invertebrados".

"Los suelos no son solo ese sustrato que pisamos todos los días, prácticamente sin percatarnos", señala Bastida, quien añade que "el suelo es un santuario de vida, de una ingente biodiversidad de organismos que realizan funcionalidades de escencial relevancia para nuestra vida y la de las próximas generaciones".

"En el suelo transcurren multitud de procesos en parte importante mediados por los organismos (bacterias, hongos, protistas, invertebrados); y esos procesos forman las llamadas funcionalidades ecosistémicas, así como la fertilidad del suelo, descomposición y secuestro de la materia orgánica, regulación del tiempo global, regulación de los flujos de agua o descontaminación", así como ha precisado.

Por ello, indicó que "la fertilidad de nuestros campos o nuestro tiempo global dependen en buena medida de la biodiversidad de organismos que habitan en el suelo".

Definir áreas de protección del suelo, fundamentadas en su biodiversidad y funcionalidades, es crítico en el momento de resguardar el mundo de futuros impactos del cambio climático y global (agricultura, deforestación, incendios, etcétera.).

Según los estudiosos del CEBAS, "llama poderosamente la atención que solo el diez% de las áreas identificadas como 'puntos calientes' de biodiversidad del suelo están completamente protegidas hoy en día. Esta carencia pone de relieve la puerta de inseguridad del recurso frente causantes como el cambio climático o los cambios de empleo que, indudablemente, afectan a su biodiversidad".

Dada esta desprotección, los autores desarrollaron modelos matemáticos para adivinar cambios en la biodiversidad, función y 'puntos calientes' hasta el año 2070, y lo hicieron en función de los distintos niveles climáticos y colega-económicos predichos por la UE.

El estudio concluye que este catálogo de 'puntos calientes' de biodiversidad del suelo va a mudar en las próximas décadas a consecuencia del cambio climático y las ediciones en la utilización del suelo.

En expresiones de Bastida, "los desenlaces destacan la necesidad de resguardar inmediatamente estos 'puntos calientes' de biodiversidad, tal como los que brotarán a consecuencia del propio cambio global".

En determinante, según resalta Delgado-Baquerizo, "los valores ecológicos del suelo acostumbran a pasarse por prominente en las resoluciones políticas y de administración de la conservación de la naturaleza. Este estudio revela dónde son mucho más precisos los sacrificios para resguardarlos".

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