• martes 28 de marzo del 2023
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Desarticulan en Murcia una red que controlaba la venta de artículos falsificados en el Levante español

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El valor aproximado de los artículos falsificados requisados se cree en mucho más de diez millones de euros

MURCIA, 3 Mar.

Agentes de la Policía Nacional han desarticulado en el vecindario murciano de San Andrés un entramado criminal que controlaba el almacenamiento, distribución y venta al por menor de artículos falsificados de alta definición en el Levante español, según detallaron fuentes del mencionado Cuerpo en un aviso.

La operación tuvo rincón tras una investigación creada a lo largo de los últimos 4 meses y también impulsada por la Comisaría de Policía Nacional de Elche (Alicante) y que ha contado con la colaboración de la Jefatura Superior de Policía Nacional de Murcia y de la Policía Local de Crevillente (Alicante).

La Policía Nacional inició la operación tras advertir identidad en los patrones de distintas modelos falsificados de alta definición en las localidades de Elche y Crevillente, eminentemente de unas ciertas fabricantes de prendas deportivas.

Por ello, los agentes incrementaron las gestiones en labras de poder saber el sitio de venta de exactamente los mismos, ubicando el centro neurálgico de operaciones en el vecindario de San Andrés de Murcia, lugar desde donde el entramado criminal investigado controlaba la venta de modelos falsificados de gama alta que más tarde eran vendidos durante todo el litoral levantino.

Los agentes averiguaron que la organización criminal se valía de una tienda abierta al público en forma de tapadera, situada en el vecindario de San Andrés de Murcia, próxima a la estación de buses y que el entramado empleaba como centro de operaciones, regentada por un varón donde no se vendía ningún producto falsificado.

Los clientes del servicio de este comercio ilícito, debían dirigirse obligatoriamente a esta tienda para realizar el contacto inicial. Allí, señalaban al regente del lugar los productos que estaban apasionados obtener y, en función de lo pedido, el tendero llamaba a otro integrante del entramado y le entregaba la llave del "piso-tienda" preciso donde se encontraba el producto, ya que todos los pisos se encontraba preparado como tienda concreta de un género de producto; en uno se vendían solo zapatillas, en otro prendas deportivas y equipaciones de fútbol, en otro perfumes al lado de otros modelos, etcétera.

Como medida de seguridad añadida, las llaves de estos pisos, eran guardadas en prendas de vestir que estaban repartidas por la tienda, así como; albornoces, batas, chaquetas, con la intención de no ser encontradas frente a una viable actuación policial.

A continuación, llevaban al cliente hasta el "piso-tienda", que se encontraba a la perfección preparado tal y como si fuera una genuina tienda con maniquíes, estanterías y demás moblaje distribuido de manera precisamente igual que si se tratara de una tienda abierta al público.

Estos pisos, situados en exactamente la misma calle y a pocos metros de la tienda tapadera, eran controlados por "guardadores", o sea, integrantes del entramado criminal que en lugar de una pequeña contraprestación económica vivían en el piso para "almacenar" la ropa falsificada, y eludir que otros entramados delincuentes les robasen la ropa, tal y como si de sustancia se tratase.

Por otro lado, la organización tenía otros 4 guardes, asimismo de ubicación próxima donde, caso de que el depósito de los pisos-tienda se acabaran, la organización tenía cantidad bastante de artículos guardados para proseguir abasteciéndolos de forma continua, tal es así que estos guardes, donde los artículos eran guardados en bárbaro en cajas, eran la antesala de la venta directa de esta ropa en las tiendas.

Como puntos fuertes que proporcionaban éxito a este ilícito negocio, estaban, por una parte, la extensa oferta de modelos falsificados que vendían (desde prendas de fabricantes de gran lujo, a relojes de gama alta, equipaciones de multitud de equipos de fútbol, alta perfumería, abrigos, etcétera.), y por otro, el perfecto enclave logístico buscado por la organización tanto para la localización de la tienda tapadera en las cercanías de la estación de buses de Murcia, para el resto de inmuebles empleados para el ilícito fin.

Cabe nombrar que uno de los más importantes óbices con los que se confrontaron los agentes a lo largo de la etapa de investigación, fue eludir las extremas cuestiones de inseguridad adoptadas por la organización, quienes se valían de personas generalmente llamadas "aguadores" apostados en las esquinas de las calles que frente al mucho más mínimo movimiento policial alertaban al primordial responsable.

Así las cosas, tras la complicada investigación, se diseñó un extenso operativo policial que contó con la participación de sobra de 50 agentes policiales para la práctica de las diez entradas y registros que se realizaron de manera simultánea en diferentes inmuebles situados en el vecindario de San Andrés de Murcia, fruto de lo que se logró parar a los tres primordiales integrantes del entramado.

El balance global de modelos falsificados requisados durante los registros practicados, esperando de un recuento mucho más meticuloso y un peritaje oficial, se calcula que su valor puede ser mayor a los diez.000.000 euros.

Entre estos productos, se ha contabilizado a grosso modo; unas 15.000 equipaciones de fútbol, 30.000 sudaderas, 1.000 perfumes, 5.000 pantalones vaqueros, diez.000 pares de calzoncillos, diez.000 prendas entre abrigos y chaquetas de fabricantes de prominente valor económico, 2.000 pares de zapatillas, entre otros géneros de efectos, todo ello de reputadas fabricantes de alto valor económico.

La operación policial, impulsada por la Unidad de Delincuencia Especializada y Violenta de la Comisaría de Elche, ha contado con la colaboración del Grupo de Delitos Tecnológicos de la Policía Nacional de la Jefatura de Murcia y de la Policía Local de la ciudad alicantina de Crevillente.

Los detenidos, de entre 39 y 56 años de edad, de nacionalidad marroquí, a quienes se les imputó un delito contra la propiedad industrial y otro de pertenencia a conjunto criminal, fueron puestos en independencia tras ser oídos en declaración en dependencias policiales, quedando esperando de comparecer en sede judicial.

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