El 30 de octubre en Murcia trae consigo un aire de misterio e incertidumbre, con historias inquietantes que se entrelazan en torno a su emblemática Catedral. Entre crímenes no resueltos, leyendas inquietantes y relatos de fantasmas, la narrativa local se enriquece con incluso la mención del famoso Drácula, quien, según algunos relatos populares, arribó a Cartagena en tiempos pasados, creando así un oscuro mosaico de tradición y miedo.
La celebración de la Noche de Todos los Santos ha sido desde siempre un momento propicio para que las familias murcianas se reúnan, compartiendo palomitas de maíz mientras rememoran esas historias del más allá que involucran a sus antepasados. Antonio Botías, cronista oficial de la ciudad, subraya la riqueza de estos relatos, afirmando que Murcia se encuentra entre las regiones más ricas en misterios de toda España.
Una de las leyendas más destacadas es la de La Mora, vinculada a la campana de los Moros, que data del año 1383 y se resguarda en el Museo de la Catedral. Aunque ha estado en la torre desde antiguo, su verdadero origen y el significado detrás de su nombre siguen siendo tema de debate entre historiadores. La campana presenta una inscripción en latín que dice: “Ecce signum, fugite partes adversae, vicit leo de tribu Judá, radix David. Aleluya”.
Traducido libremente, este mensaje evoca un exorcismo destinado a ahuyentar a los malos espíritus y proteger a la población de desastres naturales. Acompañando esta poderosa simbología, la campana también ostenta un pentagrama de cinco puntas, conocido como la Estrella de David, comúnmente utilizado como un amuleto de protección desde tiempos inmemoriales.
Cerca de este objeto sagrado, se cuenta que había un esqueleto que reía en el interior de la capilla de los Vélez. La leyenda relata que el marqués Pedro Fajardo lo mandó esculpir para burlarse del obispo de Cartagena tras una acalorada discusión sobre el destino de las limosnas. El noble, incluso, fue excomulgado. Sin embargo, el esqueleto ha desaparecido en años recientes, dejando a los curiosos ante el misterio de su paradero.
Otro símbolo importante en la Catedral es la Virgen de las Preñadas, venerada por mujeres embarazadas. La leyenda dice que una musulmana, resentida por el trato recibido en Murcia, juró maldecir la maternidad ante la imagen. Después de mucho tiempo y habiendo soñado que no daría a luz hasta disculparse, lo hizo, y desde entonces la Virgen se considera la protectora de las mujeres en estado de espera.
En cuanto a las supersticiones relacionadas con las tormentas, la población todavía recurre a rituales antiguos, como invocar a Santa Bárbara cuando un rayo ilumina el cielo. Entre otras costumbres preservadas con el tiempo figuran el arrojar sal al suelo, trazar cruces en las puertas con ella y colocar tijeras con las puntas hacia arriba para prevenir males mayores.
Incluso en el pasado, la percepción del clima era tan intensa que se creía que las tormentas de verano podían interferir en actividades cotidianas, como la elaboración de pan o la cría de gallinas, que dejaban de poner huevos fertilizados. En algunos lugares, las velas utilizadas en Jueves Santo se encendían para calmar los ánimos, mientras que los conjuros se convertían en la única vía para tranquilizar a aquellos más temerosos.
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