Un reciente incidente en Lorca, Murcia, ha puesto de manifiesto el creciente problema de la tenencia ilegal de especies silvestres en España. Especialistas del Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona) de la Guardia Civil han tomado cartas en el asunto al investigar a un vecino que mantenía en su cercado privado a cuatro lobos ibéricos, una práctica que no solo es irresponsable, sino que también va en contra de nuestra normativa de protección del medio ambiente.

La operación, denominada 'Lupus', se inició gracias a la colaboración ciudadana y se llevó a cabo en coordinación con veterinarios del Ayuntamiento de Lorca. La Guardia Civil ha iniciado diligencias contra el individuo, considerándolo presumiblemente culpable de un delito contra la flora y fauna, por la posesión ilícita de animales que están protegidos por la legislación española.

Las indagaciones comenzaron a finales de octubre de este año, cuando los guardias civiles del Seprona recibieron avisos de la población local sobre la presencia inusual de lobos en la propiedad de este residente. Las primeras pesquisas revelaron la ubicación exacta de estos ejemplares sensibles y, tras una inspección al lugar, se descubrió que en un vallado adyacente a la vivienda se encontraban cuatro cánidos que, a simple vista, eran fácilmente identificables como lobos alimentados con carne.

Además, los agentes del Seprona trabajaron codo a codo con el Servicio Veterinario del Ayuntamiento de Lorca, quien confirmó que las características de estos animales eran compatibles con las del lobo ibérico, una especie que ha sido objeto de esfuerzos significativos de conservación en España debido a su estatus vulnerable.

El lobo ibérico es una especie protegida y está detalladamente incluido en el Anexo del Real Decreto 139/2011, de 4 de febrero, que regula el Listado de Especies Silvestres en Régimen de Protección Especial y también forma parte del Catálogo Español de Especies Amenazadas. La protección de esta especie es crucial para mantener la biodiversidad en nuestros ecosistemas, y casos como el de Lorca subrayan la necesidad de seguir combatiendo la tenencia ilegal de fauna salvaje.