Un ciberdelincuente de Murcia, detenido en Bucarest (Rumanía), ha sido acusado de utilizar hasta 55 identidades falsas y estafar más de 10 millones de euros.
La Policía Nacional y la Guardia Civil unieron fuerzas para desmantelar una red criminal dedicada a cometer fraudes en línea en España, logrando capturar al delincuente en la capital rumana.
Según informes oficiales, el ciberdelincuente contaba con más de 300 denuncias en España y enfrentaba 33 órdenes de arresto de diversos juzgados en el país.
La investigación, conocida como Operación 'Kalinka-Tirano', reveló la existencia de un grupo organizado que operaba en distintas provincias de España, liderado por el individuo detenido en Rumanía.
Tras recibir información sobre su paradero, las autoridades rumanas colaboraron con la Policía Nacional y la Guardia Civil para dar con el ciberdelincuente, quien fue arrestado en un domicilio en las afueras de Bucarest.
Además del líder detenido, otras personas vinculadas a la organización fueron identificadas en Murcia, Málaga, Alicante y Tenerife, siendo investigadas por las autoridades españolas.
Tras recoger pruebas incriminatorias, se emitió una Orden Europea de Investigación y una Orden Europea de Detención para proceder con la extradición del delincuente a España.
Durante el registro en el domicilio del sospechoso en Bucarest, se incautaron equipos informáticos, tarjetas bancarias fraudulentas, documentos de identidad falsificados y otros elementos utilizados para cometer los fraudes.
La investigación reveló que el ciberdelincuente había usurpado más de 55 identidades y abierto cientos de cuentas bancarias falsas, movilizando más de 10 millones de euros de manera fraudulenta.
Las denuncias presentadas abarcaban varias modalidades de estafa, como la suplantación de identidad en WhatsApp, fraudes en alquileres vacacionales, micro préstamos fraudulentos y apertura de cuentas bancarias a nombre de terceros.
Entre los métodos de estafa utilizados se encontraban el 'phishing', el 'smishing' y la técnica del 'hijo en apuros', a través de la cual se solicitaba dinero a contactos haciéndose pasar por un familiar en apuros.
El ciberdelincuente también adquirió una impresora industrial para falsificar documentos de identidad y así abrir cuentas bancarias falsas, las cuales utilizaba para blanquear el dinero obtenido ilegalmente mediante la compra de criptomonedas.
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