Crónica Murcia.

Crónica Murcia.

Murcia encabeza la despoblación agrícola, amenazando la cohesión del campo.

Murcia encabeza la despoblación agrícola, amenazando la cohesión del campo.

Recientes cifras alarmantes revelan una situación preocupante en la agricultura murciana. Un estudio de Cocampo ha puesto de manifiesto que la Región de Murcia tiene un 33,2% de su superficie agrícola abandonada, lo que contrasta notablemente con el promedio nacional del 7,9%. Estas cifras significan que alrededor de una de cada tres hectáreas que podrían producir cultivos vitales para la economía local, como frutas y verduras, se encuentran sin ningún tipo de aprovechamiento.

Este significativo abandono de tierras es irónico para una región defendida como "la huerta de Europa", famosa por su capacidad exportadora de productos frescos. Sin embargo, factores como la excesiva regulación, el envejecimiento de la población agrícola y la falta de relevo generacional están provocando esta alarmante situación, dejando a muchos campos improductivos.

La preocupación por el envejecimiento del sector agrícola es palpable, ya que el 40,2% de la superficie en Murcia está dedicada a la agricultura. La edad media de los responsables de las explotaciones agrarias en España se sitúa en 61,41 años, y más del 41% supera los 65 años. En contraposición, solo el 3,9% son jóvenes menores de 35 años, algo que señala un futuro incierto para el sector.

La portavoz nacional de SOS Rural, Natalia Corbalán, ha expresado que el estigma que rodea al sector, junto con una burocracia pesada y escasa rentabilidad, ha hecho que los jóvenes pierdan el interés por involucrarse en la agricultura. Como resultado, las tierras quedan sin cultivar y las explotaciones carecen de continuidad, lo que favorece la concentración de tierras en manos de grandes corporaciones.

Pero no se trata únicamente de una crisis agrícola; el abandono de tierras está también relacionado con un fenómeno demográfico. Según el informe de Cocampo, casi la mitad de los municipios en España están en riesgo de despoblación, lo que representa una considerable porción del territorio nacional. En la última década, la población de los pueblos pequeños ha disminuido en un 82,5%, reflejando una pérdida alarmante de habitantes.

El daño es evidente: cada hectárea que cae en desuso también significa una pérdida de actividad económica y empleo, contribuyendo a un círculo vicioso de despoblación. Corbalán enfatiza que esta situación no solo afecta la producción alimentaria, sino que también disminuye la cohesión social en las comunidades rurales.

La creciente dependencia de fuentes externas para la alimentación plantea serias preocupaciones sobre la soberanía alimentaria del país. "Sin agricultores, no hay comida”, resalta Corbalán, subrayando la urgencia de que se implementen cambios significativos.

En medio de un devastador aumento de incendios forestales, la necesidad de políticas adecuadas para preservar los espacios naturales es más evidente que nunca. La falta de planificación ha exacerbado los problemas, con medidas que no hacen más que deteriorar el entorno rural, opinan desde SOS Rural.

Frente a este panorama sombrío, la organización propone un conjunto de medidas explícitas. En primer lugar, se sugiere la creación de una Ley de Agricultura Familiar que reconozca y proteja el sistema agrícola español de la especulación y la concentración de tierras, incentivando la llegada de nuevos agricultores.

Además, se hace un llamado urgente para desarrollar planes de acceso a la tierra para los jóvenes, considerando que el alto precio medio por hectárea en la región está excluyendo a posibles nuevos emprendedores en el sector. SOS Rural sugiere alternativas como bancos de tierras y arrendamientos a largo plazo para facilitar el acceso.

Por último, se plantea mejorar la financiación disponible para el sector agrícola. Con la concesión de créditos hipotecarios en mínimos históricos, resulta imperativo que el sistema bancario ajuste sus criterios para ofrecer condiciones más favorables a los agricultores, proveyendo líneas de crédito blandas y mecanismos de apoyo específicos.