En el contexto actual, el Comité de Asesoramiento Científico ha sugerido la necesidad de unificar los modelos de cuenca vertiente con los de cuenca de laguna, con el objetivo de optimizar la gestión hídrica y facilitar la anticipación ante fenómenos climatológicos adversos, como la DANA, que podría repetirse en el futuro. Ángel Pérez Ruzafa, presidente del comité, destacó la importancia de identificar y abordar las lagunas de conocimiento en estos modelos, una medida esencial para mejorar nuestras herramientas de gestión del agua.
Pérez Ruzafa explicó que al identificar inconsistencias en los datos, se puede deducir que alguno de los modelos empleados no está reflejando correctamente la realidad, lo que invita a un proceso de mejora y ajuste. La finalidad última es integrar estos modelos en sistemas predictivos que potencien la gestión proactiva de recursos hídricos en lugar de reaccionar únicamente a problemas ya ocurridos.
Resaltó que la implementación de estos modelos es crucial, ya que el manejo integral de los recursos debe considerar la eficacia y el costo de cada medida. Así, se podrá evaluar correctamente el impacto de acciones como la renaturalización de áreas, la creación de humedales artificiales y el control del nivel freático, entre otras.
Sin embargo, la situación del Mar Menor es alarmante, señalada por la reciente llegada de grandes volúmenes de agua que han alterado drásticamente su estado. En este sentido, Pérez Ruzafa mencionó que la evolución de la calidad del agua en esta laguna está sujeta a diversos factores ambientales, incluidos los vientos y las temperaturas, además del aporte adicional de agua que pueda seguir ocurriendo. Advirtió también que el descenso de los niveles de clorofila es un indicativo positivo, aunque la crisis persiste.
El experto comparó la situación actual con eventos pasados, como el de 2019, para ilustrar que hay lluvias que el Mar Menor puede gestionar adecuadamente y otras que superan su capacidad de asimilación. La resiliencia de esta laguna depende en gran medida de las condiciones específicas bajo las cuales se presenten los diferentes fenómenos meteorológicos.
Afortunadamente, hasta ahora no ha habido reportes de peces muertos en la laguna, lo cual es un aliciente, aunque se reconoce que los peces pueden moverse para evitar zonas con anoxia. Asimismo, el presidente del comité subrayó que no hay discrepancias significativas en los datos de monitorización proporcionados por diversas entidades, tanto del ámbito regional como nacional, lo que demuestra un alto grado de coherencia en la información recabada.
Se ha identificado que la hipoxia no es generalizada en la laguna, aunque sí existen zonas críticas que requieren atención. Es fundamental estar atentos a la evolución de las condiciones para actuar de manera eficaz y preservar el equilibrio de este ecosistema vital. Finalmente, Pérez Ruzafa concluyó que la interpretación de estos datos es clave para el manejo adecuado del Mar Menor y su entorno.
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