El panorama hídrico en la cuenca del Segura presenta cifras que, aunque ligeramente optimistas en comparación con la semana anterior, continúan revelando una situación preocupante. Según los datos recientes proporcionados por el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (MITECO) y recogidos este martes por Europa Press, las reservas de agua en los pantanos de la región ascienden a 222 hectómetros cúbicos, un incremento de nueve hectómetros cúbicos respecto al informe anterior.
Sin embargo, es fundamental contextualizar estos números. En comparación con la misma fecha del año anterior, los embalses del Segura presentan una reducción de cuatro hectómetros cúbicos, y están 119 hectómetros cúbicos por debajo de la media histórica para esta época, que se sitúa en 341 hectómetros cúbicos. Esto pone de manifiesto la fragilidad del recurso hídrico en la región, que actualmente opera al solo 19,5% de su capacidad total.
A nivel nacional, la situación es algo más esperanzadora, con la reserva hídrica general alcanzando el 51,1% de su capacidad, lo que equivale a 28.660 hectómetros cúbicos de agua. A pesar de esta cifra, este valor ha disminuido una décima en comparación con la semana pasada. En particular, la cuenca del Júcar, que afecta a varias provincias como Valencia, ha mostrado una leve mejoría, aumentando en cuatro décimas y situándose en 48,5% de su capacidad.
Lo que es aún más llamativo es que la reserva hídrica nacional está 7,5 puntos por encima del nivel del año anterior y supera en 4,5 puntos la media de los últimos diez años. MITECO ha señalado que las precipitaciones han sido significativas en la vertiente Mediterránea, afectando también de manera considerable a la vertiente Atlántica, lo que destaca la variabilidad en las precipitaciones en diferentes regiones.
Desglosando la situación por áreas, el Cantábrico Oriental se encuentra en una sólida posición, con un 89% de sus reservas; el Cantábrico Occidental sigue con un 57,6%. Otras cuencas, como la del Miño-Sil y la de Galicia Costa, se sitúan en 57,9% y 68,6%, respectivamente. En contraste, algunas cuencas están muy por debajo del umbral del 50%, como el Guadiana, que solo alcanza el 41,4%, y el Guadalquivir, que se queda en un alarmante 35,1%. La Cuenca Mediterránea Andaluza se encuentra aún peor, con solo un 29,6% de su capacidad.
Este escenario resalta la necesidad urgente de medidas efectivas para la gestión del agua en nuestro país, en especial en aquellas cuencas que se encuentran en niveles críticos, como el Segura. La protección y conservación de este recurso vital debe ser una prioridad para garantizar el bienestar de todas las comunidades que dependen de él.
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